La autora, superventas en psicología social, Brené Brown, con una de las charlas TED sobre la vulnerabilidad más vistas en el mundo (con más de 50 millones de reproducciones), es protagonista del documental de Netflix “Se valiente».
Brené Brown (Texas, 1965) es profesora de investigación en la Universidad de Houston donde ha pasado las últimas dos décadas estudiando la valentía, la vulnerabilidad, la vergüenza y la empatía. Es autora de cinco superventas número uno del New York Times y su charla TED “el poder de la vulnerabilidad” es una de las más vistas del mundo. Brené es también la protagonista del documental de Netflix The Call to Courage (Sé valiente), en el que con humor y mucha empatía, nos explica lo que necesitamos para elegir el coraje sobre la comodidad en una cultura definida por la escasez, el miedo y la incertidumbre.
Fuente: Wikipedia
El documental no solo es el resultado de sus años de experiencia profesional. Es fruto de una experiencia reveladora tras exponerse a las críticas sobre su aspecto físico, a raíz de la gran repercusión mediática que supuso su charla TED. En un momento de bajón emocional en el que Brené solo deseaba esconderse del mundo, leyó por casualidad una cita que Theodore Roosevelt pronunció en 1910 y dice así: “El reconocimiento pertenece a la persona que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo, el sudor y la sangre. A quien se esfuerza valientemente. A quien se equivoca. A quien tropieza una y otra vez. A quien, al final, aunque quizá conozca el triunfo implícito al logro grandioso cuando fracase, al menos caerá con la frente bien alta”.
En palabras de la Dra. Brown: “En mi vida hay un antes y un después de esta frase”.
El documental nos alienta a ser valientes practicando la vulnerabilidad. Según Brené: «No puedes ser una cosa sin la otra” y «Se puede medir el coraje de una persona mediante su capacidad para ser vulnerable». Del documental podemos extraer 5 lecciones sobre filosofía de vida y desarrollo personal que, de llevarlas a cabo, pueden suponer un antes y un después en nuestras vidas. ¡Vamos a por ellas!
1. Hay que vivir en la arena
Elegir cada día la valentía por encima de la comodidad, es la única forma de crecer como persona. Tenemos que exponernos, jugarnos la piel, aunque esta elección implique tropezar, sufrir y fracasar. Y no hay nada más valiente que desprenderse de la armadura y dejarse ver tal y como eres. Ni encajar ni aclimatarse. “Para formar parte de algo primero tienes que formar parte de ti”. “Cada vez son más los que prefieren no conocer el amor y la felicidad antes que conocer el dolor, lo cual es un enorme precio a pagar”.
2. La fortaleza reside en la vulnerabilidad
La definición psicológica de vulnerabilidad es incertidumbre, riesgo y exposición emocional. Todas ellas son cualidades que definen también a la valentía. De hecho, en todo acto valiente intervienen estos factores, y eso lo dice todo. Asociar el ser vulnerable con ser débil es una trampa mental que tenemos que erradicar. No se trata de ganar o de perder, sino de tener el valor de intentarlo aún cuando no podemos controlar el resultado.
3. Aléjate de la gente tóxica
Somos seres neurobiológicamente programados para conectar, nos importa lo que piensan de nosotros los demás. En nuestro entorno ancestral, la opinión del grupo sobre nosotros influía en gran medida en nuestra capacidad de supervivencia, así que “lo esencial es escoger bien a quienes te acompañarán en la travesía”. No prestes atención ni dejes que te dañen aquellos que, sin salir de su zona de confort, se dedican a criticar (recuerda que es muy fácil ver los toros desde la barrera).
La única opinión que debe importarnos, en palabras de la Doctora, “es la de aquellas personas que nos quieren, no a pesar de nuestra imperfección y vulnerabilidad, sino precisamente por ellas».
4. Gratitud:
La alegría es la más vulnerable de todas las emociones humanas. Nos cuesta mucho permitirnos a nosotros mismos sentirnos alegres, porque tenemos miedo al dolor o a la decepción que nos supone perder dicha alegría. En palabras de la protagonista: “Si me paro junto a mis hijos cuando están durmiendo, paso de la alegría profunda al terror puro en cinco segundos, y comienzo a tener visiones de algo terrible que pueda ocurrir. Cuando veía a Ellen subirse al coche con su cita para el baile de graduación, no podía apartar de mi mente la imagen de un accidente de coche. Sé que suena loco, pero también lo he estudiado durante más de una década, y si es una locura, hay muchos de nosotros que lo somos. Aproximadamente el 90 por ciento de nosotros, y el 95 por ciento de los padres, experimentamos algún grado de alegría premonitoria». En otras palabras, el miedo a perder la alegría nos impide disfrutar de ella.
Tras una minuciosa investigación en la que la doctora entrevistó a miles de personas sobre sus experiencias de alegría, concluyó que, aquellos que tienen la capacidad de apoyarse plenamente en la alegría, comparten una variable común: practican la gratitud.
Las personas alegres son personas agradecidas.
Practicar la gratitud, más que pensar en cosas por las que estamos agradecidos, es verbalizarlas. Una práctica de gratitud, dice, puede reducirse a repetir cuatro simples palabras: «Estoy muy agradecido por …».
5. El cambio nace de la vulnerabilidad.
Solo desde la vulnerabilidad podemos aprender, evolucionar y responsabilizarnos de nuestro presente. “Es duro, da miedo y parece peligrosa. Pero no lo es tanto como para llegar al final de nuestras vidas y tener que preguntarnos: ‘¿Y si hubiera ido?’, ‘¿Y si hubiera dicho te quiero?’, ‘¿Y si me hubiese tirado a la piscina?’. Merecéis la pena como para ser valientes», concluye.
Brené Brown: “Exponeos. Que os vean. Sed valientes”